Los hidratos de carbono, en concreto la glucosa, son sus principales fuentes y si el aporte de hidratos es insuficiente, el cerebro opta por las proteínas o las grasas, las cuales no son muy recomendables que se utilicen de forma habitual.
Sin embargo, en épocas de exámenes el consumo de este ser, acoplado en alguna cavidad recóndita de nuestra cabeza, aumenta su gula. Elevar el aporte de calorías no es lo más aconsejable, ya que nos puede llevar a digestiones pesadas que entorpecerían nuestras horas de estudio, sino que lo que debemos cuidar es la ingesta de determinados nutrientes: vitaminas del grupo B, la vitamina E, algunas sales minerales (potasio, magnesio y zinc) y oligoelementos (litio, silicio, selenio y cromo).
Los nutrientes arriba indicados están directamente relacionados con la capacidad de concentración, memoria, rendimiento intelectual e incluso, en algunos casos, el estado de ánimo, fundamental en este periodo de estudio.
La clave del rendimiento académico no está específicamente en lo que comemos, sino en nuestra disposición anímica, pero una alimentación adecuada nos puede ayudar mucho.
Para conseguir un pleno rendimiento académico basta con seguir unas sencillas pautas de alimentación:
- Realizar un desayuno completo, para afrontar el día con energía y evitar falta de glucosa, lo cual repercute directamente en la concentración, en el rendimiento y en la memoria.
- Las comidas principales no sustituirlas habitualmente por la comida de preparación rápida, tales como las pizzas, hamburguesas, bocadillos, etc.
- Sustituir bebidas azucaradas con o sin gas, por jugos naturales o infusiones.
- Distribuir la dieta en 5 ó 6 comidas, porque el continuo desgaste de energía al que nos lleva las horas de estudio hace que podamos tener sensación de hambre o vacío, lo que nos impide una concentración adecuada. Por tanto, hay que comer sándwich, frutos secos, batidos, yogures o frutas en lugar de golosinas, snacks, etc.
- Evitar el consumo excesivo de café o bebidas con cafeína, que nos ayudan a mantenernos despiertos, pero difícilmente a concentrarnos o memorizar como deberíamos y que además provocan nerviosismo y dificultan el descanso.
- Un poco de chocolate todos los días es un buen aporte energético. Además según unos estudios realizados por la Universidad de Bradford, comer chocolate durante la época de exámenes ayuda a reducir el nivel de estrés. Aquellos alimentos que contienen mucho azúcar no son recomendables, pero el chocolate es la excepción que confirma la regla...¡estamos de suerte!
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