Internet de
ha convertido en una de las mejores herramientas para trabajar, comunicarnos,
entretener y por qué no, pasar nuestros tiempos de ocio. Pero… ¿Has llegado al
grado que ya no puedes equilibrar tu vida social con el trabajo? La mayoría de
los Godinez invierte más tiempo en
estar al tanto de su celular que de terminar ese reporte que ya lleva 3 días en su escritorio.
Según un
estudio de la Asociación Mexicana de Internet (Amipci) en 2015, en México se
prioriza el uso de internet para redes sociales, pues es el principal motivo de
los mexicanos para entrar a la web (85%), frente a 65% que envía y recibe
correos electrónicos con fines laborales.
Esta
preferencia por la tecnología ya muestra sus efectos nocivos en un número
considerable de mexicanos, pues están más al pendiente de sus notificaciones
que el nuevo correo del jefe.
Si eres de
esas personas que se sienten culpables por pasar demasiado tiempo en Facebook,
al pendiente del timeline en Twitter o en otras redes sociales, te tenemos una
buena noticia: existe una razón biológica para ello.
El
placer de buscar
El cerebro
genera dopamina ante el placer de buscar. Antes de internet, el ser humano
generaba esta sustancia, por ejemplo, cuando cambiaba de canales en la
televisión (zapping), pero ahora lo hace al perderse en la línea del tiempo de
Twitter o Facebook, y esa búsqueda lo agota, no porque las personas realicen
muchas actividades, sino por el cambio de una tarea a otra, explica en
entrevista Rodrigo Álvarez, gerente de desarrollo de negocio en Genexus, firma
desarrolladora de software.
El sistema
opioide es el que se encarga de decirle al cerebro que pare de buscar, pero es
más débil que la dopamina. “Ésa es la razón por la que te pasas horas en las
redes sociales.”
¿Cómo
ser más productivo sin dejar tu vida online?
Álvarez y
García de la Oca proponen algunos puntos para disminuir los riesgos de la
hiperconectividad. Descubre 10 a continuación:
1.
Desactiva las notificaciones. No tengas
miedo de hacerlo. Las notificaciones, aunque son un “veneno hermoso” que muchas
veces ayuda, otras te mata. Hoy, la tecnología permite elegir qué
notificaciones quieres recibir y cuáles no. Por ejemplo, puedes empezar con
bloquear las notificaciones después de las 10:00 de la noche o los avisos sobre
comentarios en tu perfil de Facebook.
2.
Determina en qué plataforma no debes estar. No todas las redes sociales y plataformas digitales te
benefician. Por tanto, elige cuáles son indispensables para realizar tus
labores cotidianas y cuáles revisas por ocio.
3.
Aprende a tomar distancia. Esto
significa que dejes el teléfono cuando salgas a relajarte, vence la nomofobia
(miedo a estar lejos de tu smartphone). Para contrarrestar este temor, puedes
salir a caminar. Esa sensación de urgencia por revisar el teléfono, hasta hace
una década, no existía… y sobrevivías.
4.
Sé claro y resolutivo en tus respuestas. De esta forma evitarás que los mensajes y correos
electrónicos regresen varias veces y pierdas tiempo entre aclaraciones que
pudiste ahorrarte desde el inicio.
5.
Anota tus pensamientos, no los publiques. Muchas veces viene a tu cabeza alguna idea que genera esa
necesidad que te quema por dentro para expresarla. ¿Qué haces? La pones en las
redes sociales. Pero esa idea no es para internet, sino para ti. Sustituye
Twitter o Facebook por una libreta en la que anotes tus ocurrencias e ideas y
después consúltalas.
6.
Define zonas offline. Asigna una
habitación o lugar de la oficina (o incluso de tu casa) en el que no se use
conexión a internet. Otro método puede ser un horario sin internet, a la hora
de la comida, por ejemplo. Definir estas reglas te ayudará a disminuir la
dependencia a un aparato electrónico.
7.
Mantén el foco sobre lo que es realmente importante y necesario atender en la oficina, y distingue entre lo
que es crítico de lo que no es primordial en ese momento.
8.
Delega los mensajes y peticiones que tienen que ser resueltos por alguien
más. Hay ocasiones en que interpretas
como una falla profesional pasar labores y funciones de otros compañeros
ante el miedo a parecer ineficiente en materia tecnológica, pero al asumir
responsabilidades ajenas puedes descuidar las tuyas.
9.
Conversa más. En la plática
uno a uno surgen múltiples ideas que te estás perdiendo, pues es más fácil
enviar un correo electrónico, que es una actividad sincrónica, porque no sabes
cuándo lo van a leer, pero tienes la confianza de que lo harán. En lugar de
enviarlo, camina cuatro pasos y conversa con ese compañero de trabajo o
familiar. No te quedes sólo con los medios de comunicación electrónicos.
10.
Hazte preguntas. No
necesariamente cuestiones existenciales, pero puede ser saludable para tu
desarrollo profesional y personal que hagas preguntas con cierta profundidad y
busques respuestas más allá de internet, como un libro o un testimonio
presencial. Eso te obligará a buscar el espacio fuera de la red.